DANZA ORIENTAL
La clase de Danza Oriental está dirigida a adultos, se trabajan los movimientos básicos, pautas de pies, aislamientos y transiciones de esta danza ancestral, con ritmos orientales y en combinación con música moderna, atendiendo al nivel de cada usuario y personalizando sus ejercicios en función del momento de aprendizaje en el que se encuentra.
Los objetivos de la clase de Danza Oriental:
Conciencia Corporal:
La precisión y la belleza de los movimientos de danza oriental requieren además de práctica y paciencia una gran dosis de conciencia corporal, en clase se trabaja desde donde nace cada movimiento y el recorrido muscular que realiza, así como las sensaciones corporales que se derivan, permitiendo que conozcamos bien nuestro cuerpo y tomemos consciencia de él.
Flexibilidad:
Con la práctica de la danza oriental vamos adquiriendo una mayor flexibilidad, que se traduce en movimientos cada vez más amplios y definidos de cadera y torso.
Cuando iniciamos la práctica de danza oriental, los movimientos acostumbran a ser pequeños y poco armónicos, con el transcurso de las sesiones estos se flexibilizan, adquieren una mayor dimensión y elasticidad, se transforman y fluyen a través del cuerpo.
Coordinación:
A través de las diferentes combinaciones de movimientos y coreografías trabajamos la coordinación del propio cuerpo a través de los aislamientos de torso y cadera y la transición entre estos con ondas y contraondas, en combinación con brazos y pautas de pies, lo que permite ir mejorando nuestra coordinación corporal tras cada práctica.
Tonificación y Fuerza:
A través de la danza oriental fortalecemos nuestra musculatura, ganamos resistencia muscular y tonificamos las extremidades, todo el cuerpo recobra equilibrio y armonía a nivel físico.
En las mujeres es muy importante fortalecer el suelo pélvico, así como la mejora del control de los esfínteres, aspectos que se trabajan a través de los diferentes movimientos de la danza oriental.
Creatividad:
Las clases están preparadas para que los alumnos puedas crear sus propias coreografías, dar rienda suelta a su imaginación y dejarse llevar por los bellos movimientos de esta danza, con este objetivo, a través de diferentes ejercicios cada alumna/o propone diferentes combinaciones de movimientos y pasos, construyendo así diferentes coreografías en clase que permiten desarrollar la creatividad de cada uno de los participantes.
Cuerpo y Mente:
La práctica de danza oriental integra cuerpo y mente, la dificultad de sus movimientos y la conciencia corporal que requieren funciona como una especie de meditación activa, que centra la mente en el aquí y el ahora, los problemas del día empiezan a desvanecerse con el inicio del primer movimiento, asta sumir a la persona que lo practica en una atención plena al cuerpo, la mente se relaja y los pensamientos fluyen a menor velocidad, brindándonos ese momento de desconexión que a veces necesitamos en nuestro día a día.